Curia provincial: Jenaro Sanjinés #777, La Paz, Bolivia

Crónica del Terceronado en Bolivia: Mes de misión

24/07/2019

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Durante el mes de junio los Tercerones hemos vivido nuestro mes de misión para colaborar en diferentes ministerios apostólicos. Cada tercerón ha estado en un lugar, por ello damos la voz a cada uno para que nos narren brevemente sus experiencias:

 Mi experiencia del mes de ministerios fue en San Ignacio de Mojos, la misión de la Compañía boliviana en la selva. Esta región guarda la tradición de las antiguas reducciones jesuíticas del Oriente boliviano que está todavía muy presente en la vida de la población.

 Mi trabajo se centró en colaborar en el colegio Fe y Alegría, ayudar en la parroquia en catequesis de Comunión y Confirmación, así como animar a los monaguillos, celebrar liturgias y visitar comunidades indígenas. Por último, he dado una serie de retiros a catequistas, profesores, padres de familia y animadores de comunidades. Todo esto me ha permitido entrar en la realidad de este pueblo participando de su fe y su religiosidad, así como sentirme parte de la misión junto a los jesuitas y laicos que comparten su vida junto al pueblo mojeño. Por eso me sale un sentimiento de profundo agradecimiento por tanto bien recibido.

Chema

 En el mes de misión estuve en El Alto, allá trabajé en el excelente equipo del SJM, Servicio Jesuita a Migrantes. Ahora mismo este equipo está cuidando del gran número de migrantes venezolanos que llegan a El Alto cada día. En mi tarea de acogerlos y compartir con ellos una taza de té y una pequeña merienda tuve muchas oportunidades para escuchar las experiencias de sus caminos y estoy muy agradecido por esto. Durante este mes también pude participar en la reunión de la Misión Triple Frontera del SJM en Iquique, Chile. En los fines de semana ayudé en la parroquia Nuestra Señora del Carmen. Además, tuve la oportunidad de conocer el trabajo del Padre Franz Bejarano en su parroquia Jesús de Machaca, donde celebramos el Año Nuevo Aimara. Estoy muy agradecido por el tiempo de misión y especialmente por compartir la vida de la comunidad Jesuita de El Alto.

 Gunnar

 Durante el mes de misión tuve la hermosa oportunidad de estar en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, alojado en la comunidad jesuita de la Iglesia de la Merced, en pleno corazón histórico de la ciudad. Mi experiencia consistió en apoyar y hacer presencia pastoral y pedagógica en los colegios de Fe y Alegría más alejados de la ciudad, haciendo honor al lema fundacional del movimiento: “Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto”. Así pues, tuve la oportunidad de estar en tres unidades educativas formales: Mariscal Sucre, San Francisco de Asís y Honorato Mejía Cuellar. También tuve la oportunidad de conocer la propuesta de la Educación Técnica Alternativa de dos municipios cercanos, Concepción y San Javier, donde además se encuentran preciosas Iglesias de las reducciones jesuitas. Doy gracias a Dios por la posibilidad de haber compartido, conocido y aprendido de tantas personas que me abrieron el corazón con Fe y Alegría.

Edwin

 En el mes de misión tuve la suerte providencial de profundizar el conocimiento y la amistad con las comunidades de Mojos, un distrito conocido por su naturaleza, la Amazonía en Bolivia, y por la historia de las reducciones jesuitas del siglo XVII.

 Mi experiencia fue muy sencilla: he visitado comunidades que habitan muy dentro de la selva para celebrar con ellos, dar clases de catecismo y visitar a los enfermos. Pero sobre todo fue enriquecedor el viajar, en moto, canoa y a pie, y encontrar gente que me sorprendió con su sabiduría y con su fe.

 La sabiduría que estos pueblos enseñan en su vida diaria, es la misma que el Sínodo de la Amazonía quiere presentar a la Iglesia universal: la capacitad de cuidar de su territorio, de vivir juntos sin explotaciones “salvajes” de recursos y con pleno respeto por la identidad y dignidad de cada pueblo indígena.

Renato

 Con Albert fui a Perú, para ayudar a las parroquias del Valle de Urcos. El centro de la experiencia ha sido la peregrinación al Señor de Qoylluriti, un santuario en medio de los Andes, a 4600m de altura, confiado a la Compañía. Con Albert y otros cuatro jesuitas (de 5 nacionalidades), y el obispo Mons. Richard Alarcón, atendimos a los 500.000 peregrinos que subieron para la fiesta central, con misas, confesiones y bendiciones. Fue un tiempo muy fuerte y muy bueno de servicio en buena Compañía.

 El resto del tiempo, ayudé con mucho gusto al párroco, el P. Alejandro Muñoz sj, en los templos de Urcos y Andahuaylillas, en la celebración de sacramentos, así como en la formación de colaboradores laicos y de monaguillos. ¡Una experiencia muy hermosa de encuentros!

Marc

 Una experiencia particularmente memorable en el mes de misión de junio fue para mí la celebración de la fiesta de Qoylluriti en las montañas sobre Urcos en Perú. Me impresionó mucho la devoción que las innumerables personas tienen por el Señor de Qoylluriti, y que sentí en las celebraciones eucarísticas y en las confesiones.

Albert

 Me sentí muy afortunado al ser enviado a Arica, Chile: una ciudad ubicada cerca de la triple frontera, entre el desierto de Atacama y el Océano Pacifico.

 Junto al P. Marcelo Oñederra, Superior Local de los jesuitas y Párroco de Nuestra Señora del Carmen, parroquia tradicionalmente abocada a la protección de los migrantes, nos dispusimos a ayudar a los venezolanos y dar mayor visibilidad a la situación de Chacalluta. Con esto buscábamos una solución a la situación humanitaria que se estaba presentando en la frontera. Difundimos un video, que se volvió viral (con más de medio millón de visitas), en el que hablando de la situación migratoria compartíamos arepas. El trabajo consistió en reuniones con organizaciones pro-migrantes—incluyendo el increíble esfuerzo del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) que se vio rebasado en su capacidad de atención y acompañamiento—, y acciones de calle repartiendo alimentación e información en la terminal de buses y la frontera. Se logró activar una red anónima de solidaridad y dar visibilidad nacional a la situación de los migrantes venezolanos.

 Eduardo

 El mes de ministerios en Oruro ha sido para mí un tiempo de intenso servicio pastoral y, sobre todo, una oportunidad de encuentro con personas, de las que he aprendido mucho.

 La misión ha estado centrada en la parroquia jesuita Nuestra Señora del Rosario y la oficina departamental de Fe y Alegría. Allí tuve la gran experiencia de compartir la celebración de los sacramentos con diferentes personas, participar y colaborar en retiros de profesores, en encuentros con catequistas, niños,  jóvenes, religiosas, acólitos y monaguillos… Ha sido un tiempo de conocer una realidad diferente y sentir cómo transmiten estas personas la Presencia de Dios.

 La estancia ha tenido el gran aliciente de compartir la vida con la comunidad jesuita de Oruro. Desde allí también colaboré algunos fines de semana en la parroquia de Machacamarca, donde las Hermanas de la Caridad de Santa Ana me acogieron con mucho cariño.

 Javier

 Este es un resumen de los relatos del mes de misión que compartimos en el mes de julio. En esta última etapa vamos recogiendo a nivel personal y grupal la riqueza que ha tenido la Tercera probación.

 

// Javier Cía Blanco, SJ