Dificultades de migrantes venezolanos en su desplazamiento hacia Bolivia reflejadas en la investigación del Servicio Jesuita a Migrantes
06/12/2024Los migrantes venezolanos atraviesan una serie de dificultades hasta llegar a suelo boliviano, desde el inicio de su desplazamiento, cruzando fronteras de manera irregular con la carencia de documentos migratorios, a lo que se suma la discriminación, el maltrato, la carencia económica, la falta de hábitat, la inseguridad y la delincuencia, entre otros factores, que se evidencian en la investigación que llevó adelante el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM Bolivia), titulada “Experiencias de Vulnerabilidad, Resiliencia y Hospitalidad de los migrantes venezolanos en tránsito a Chile y de los residentes en Bolivia, en las ciudades de La Paz y El Alto”.
De acuerdo a datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) 2023, se estima que la población migrante venezolana en Bolivia habría alcanzado en el 2022 un total de 13.678 personas. Con un número importante de personas en situación irregular, que los sitúa en una posición desfavorable de vulnerabilidad y precariedad en diversos ámbitos como el económico, social y educativo.
El mencionado estudio tuvo el objetivo de indagar sobre las experiencias de vulnerabilidad, resiliencia y hospitalidad, vividas por los migrantes venezolanos. La población referida en la investigación estuvo constituida por dos tipos de migrantes: los que ingresaron a territorio boliviano en tránsito a Chile y los que decidieron residir en las ciudades de La Paz y El Alto en los años 2020, 2021 y 2022.
La condición irregular es una de las características más evidentes de los migrantes venezolanos que han transitado por diversos países de la región, y que han mantenido hasta su ingreso a Bolivia. De acuerdo a los datos del SJM, el 95% de los migrantes venezolanos que ingresaron a territorio boliviano, entre los años 2020 y 2022, lo hicieron bajo condiciones de irregularidad. Mientras que una mínima proporción del 4% habría ingresado de manera regular.
Los migrantes venezolanos transitorios, que tienen un carácter irregular, emplean el punto fronterizo peruano de Desaguadero, para ingresar a Bolivia (OIM, 2023). Este dato se confirma a través de las entrevistas realizadas a los migrantes residentes que, en su gran mayoría, habrían pasado por ciertas rutas alternas (trochas) de Desaguadero, pasando una serie de problemas referidos a la dureza del clima y al riesgo de deportación por su condición de indocumentación.
La discriminación es otro factor de vulnerabilidad y de dificultad recurrente, que afecta a la mayoría de los migrantes que buscan asentarse en un país determinado. Al respecto el estudio detectó que la forma de discriminación más frecuente en contra de los migrantes venezolanos que residen en las ciudades de La Paz o el Alto es la que sufren en las calles; en el trabajo de pintado de calles o venta de caramelos, que realizan en diversas rutas de tránsito vehicular o peatonal de estas ciudades. Se trata comúnmente de agresiones verbales de tipo xenofóbico como sexual dirigidas a varones y mujeres, por parte de algunas personas.
La actitud discriminatoria hacia los migrantes venezolanos también se presenta, en algunos casos, dentro de los empleos formales. En estos espacios laborales la actitud xenofóbica de algunas personas, clientes o empleados llega a generar situaciones conflictivas que pueden afectar la autoestima de los migrantes.
Los migrantes registrados por el SJM en el año 2020, identificaron a los agentes del maltrato durante su proceso de tránsito y apuntaron a las personas locales como los principales propiciadores en un 91%; mientras que las autoridades, como policías, personal de Aduana o de frontera fueron quienes menos lo hicieron.
Sin embargo, a pesar de estas situaciones desfavorables, la percepción de muchos migrantes residentes, es que Bolivia es un país donde la discriminación es reducida en comparación con otros países. De acuerdo a la información cuantitativa, la gran mayoría de los migrantes temporales (81%), entre los años 2020 y 2022, no habrían sufrido ningún tipo de maltrato durante su estadía en éstas dos ciudades bolivianas. Sólo un pequeño porcentaje (19%) de los migrantes venezolanos en tránsito a Chile habrían sido maltratados en suelo boliviano.
Por otra parte, la investigación contempla las experiencias de resiliencia migratoria, indica que los primeros factores de resiliencia se construyen en el barrio donde los migrantes residen, para luego extenderse a otros contextos como el mercado local, el colegio de los hijos y los grupos de amistad fuera de la vecindad. De este modo, se van tejiendo redes dentro de la vecindad que permiten la adaptación gradual y el afianzamiento de la capacidad de resiliencia de los migrantes.
Asimismo, señala que la hospitalidad institucional es la forma de ayuda más frecuente entre los migrantes entrevistados. Las instituciones religiosas son actores fundamentales de la asistencia a los migrantes venezolanos que llegan a Bolivia en condición de vulnerabilidad; sin familia, sin documentación, sin dinero, sin vivienda y a veces sin esperanza.
La labor de estas instituciones consiste en brindarles a estos migrantes una ayuda integral a través de varios beneficios. Entre los cuales la tramitación de documentos, la donación de dinero y alimentación, que serían las formas más básicas. A estas se añadieron también otras formas de ayuda en enseres y muebles para la vivienda y hasta capital para emprendimientos.
Otras fundaciones religiosas como el SJM Bolivia van más allá, al ofrecer atención integral a ciertos sectores muy vulnerables, como las mujeres migrantes en estado de gestación a quienes brinda alimentación y asistencia médica, a través de la alianza con otras instituciones. Además del apoyo espiritual dirigido a algunos migrantes emocionalmente afectados por las duras experiencias de discriminación.
Perfil migratorio
De acuerdo al informe, enmarcado en el período 2020 al 2022, el 92% de migrantes en tránsito en territorio boliviano habrían salido de su país debido principalmente a la falta de trabajo. Mientras que el 6% lo habría hecho por razones de orden político o social. Lo que significa que gran parte de los móviles de la emigración venezolana corresponden a causas de orden económico.
Los venezolanos que ingresaron a Bolivia, en ese periodo de estudio, fue una población mayoritariamente joven, preponderantemente masculina (64% varones y el 36% mujeres). El estado civil de los migrantes se halló entre la soltería y la unión libre o convivencia conyugal no formal.
La frontera más transitada por los migrantes venezolanos para llegar a suelo boliviano es la del Perú (92%). Otros puntos fronterizos, son la frontera con Brasil (3%), con Chile (3%) y con Argentina (2%).
La población migrante venezolana que ingresó a Bolivia entre 2021 y 2022, es variada en la conformación de sus estructuras familiares. De acuerdo a los datos del SJM las familias más frecuentes, entre los migrantes venezolanos, son las de composición nuclear, constituida por padre, madre e hijos, con el 57%. Seguidas de las familias monoparentales, con el 24%, donde solo uno de los padres, comúnmente la madre, sostiene y dirige la unidad familiar.
Las familias migrantes reconstituidas, conformadas por padre, madre, hijos e hijastros, son las menos frecuentes, sin embargo, destaca su presencia en el año 2022. En el universo de familias se encuentran también, en porcentajes mínimos, las familias extensas, que incorporan otros familiares a la unidad familiar básica.
Estadía temporal en Bolivia
La educación, para los migrantes es un factor decisivo a la hora de mantenerse en un nuevo espacio. Los migrantes que tienen hijos en edad escolar, procuran que estos continúen sus estudios, aún a costa de grandes sacrificios económicos. El principal problema que deben enfrentar tiene que ver con la tramitación de la documentación legal de los hijos (pasaporte, notas apostilladas, entre otros) para su inscripción a algún colegio local.
Por otro lado, en cuanto al acceso de una vivienda, los migrantes venezolanos en tránsito, en un mayor porcentaje (45%) al no poder acceder a alguna forma de vivienda, por falta de recursos y contactos, terminó subsistiendo en situación de calle; o en el mejor de los casos una parte de esta población, consiguió obtener albergue temporal (19%) en casas de acogida o domicilios particulares, en tanto hallaran una residencia.
Sin embargo, hubo un notable sector de migrantes venezolanos que consiguió acceder a una vivienda a través del hospedaje o el alquiler. En cuanto a las condiciones de salud de los migrantes, el panorama se muestra menos alarmante que el de habitabilidad. De acuerdo a la información estadística la mayoría (82%) de los migrantes en tránsito que radicaban en el país, no presentaban ningún tipo de enfermedad. Solo una menor proporción (17%) aseguró estar aquejada de algún tipo de enfermedad.
Las conclusiones de la presente investigación, formula algunos lineamientos de acción dirigidos a la labor del SJM, para un mejoramiento del servicio integral que ya brinda a la población migrante.
Se destaca que es importante direccionar la construcción de redes de cooperación, información y solidaridad en favor de individuos y familias migrantes en situación de vulnerabilidad, para un mejoramiento de la hospitalidad desde la acción de los mismos actores.
“La lección final, es que, si bien la migración es una experiencia difícil, es también superable. Lo importante es la actitud que cada migrante pone en su propia experiencia. Si para algunos es una experiencia enriquecedora y para otros más bien es de pérdida, el proceso de adaptación es la mejor forma de superar el sentimiento adverso”. Es la enseñanza que, de manera emotiva, deja una mujer migrante.