Curia provincial: Jenaro Sanjinés #777, La Paz, Bolivia

El cuidado en tiempos de pandemia, una responsabilidad comunitaria

18/09/2020

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En tiempos de crisis económica y sanitaria, como la que estamos viviendo en medio de una pandemia, hacerla frente debiera ser una respuesta comunitaria también, para no dejar atrás a los más golpeados de este tiempo crítico.

Es sabido que todos los países, unos más que otros, están experimentando un duro golpe en el desarrollo de su economía y una recuperación lenta del colapso de sus sistemas sanitarios. La aplicación de las medidas adoptadas de bioseguridad y el cierre de las fronteras nacionales, si bien han sido y son necesarias en este tiempo, resulta que no han sido necesariamente justas para todos. Muchos no encontraban casa para quedarse ni con qué hacer previsión alimentaria; como, por ejemplo, los migrantes forzados, realidad que ya no es extraña en el País.

Al iniciar septiembre, comenzamos a respirar lentamente debajo de los barbijos en las calles del país, en una cultura social del cuidado sanitario. Este “re-comenzar”, en el sector de la economía informal, sobre todo, ha generado un desesperado ritmo de actividad, quizás para recuperar “lo perdido”. Y se ha comenzado a notar movimiento económico de sobrevivencia, en los que van integrando a este sector, en las calles y ferias tradicionales. Movimiento al que se insertan los migrantes externos para pedir limosna, mayoritariamente.

En este contexto, los migrantes forzados, sobre todo venezolanos, la noticia de la vuelta a las calles de las ciudades lo han recibido como un alivio a su sacrificada cuarentena y ayuno obligado, no sin temor y temblor de contagiarse de Covid-19. Sin duda, ninguno de ellos, esperaba vivir una experiencia de esta naturaleza, fuera de su País y su casa. Pues, habían salido en busca de mejor suerte, pero la pandemia los dejó sin casa y sin calle, donde probar suerte. Pero no todo fue negativo, según cuentan, pues no pocos encontraron una mano solidaria, que les hizo relativizar los malos ratos vividos de xenofobia, discriminación, especulación y agio a cuestas de su cansadas y desprotegidas espaldas.

Para quienes tenemos familia y/o amigos migrantes en otros países, sino una gran mayoría, las familias migrantes venezolanas, sobre todo, nos recuerdan épocas críticas de nuestro país que los obligó a dejarlo; y, también, el sufrimiento que han pasado y pasan por ser extranjeros. Sin entrar a juicios de causas, son experiencias que no podemos olvidar.

En el Servicio Jesuita a Migrantes, creemos que las experiencias humanas dolorosas, como la que provoca la movilidad humana, si reconocemos actores de ella, podemos aportar a un cambio de actitud frente a los migrantes forzados y promover una convivencia fraterna. Pues, en todo caso, “todos somos migrantes, algunos cruzan las fronteras”.

Desde esta mirada, en un contexto de pandemia, con las medidas adoptadas en nuestro país y los países vecinos por salubridad, no podemos promover que las calles sean sólo una amenaza, sino nos toca buscar entre todos las medidas suficientemente necesarias para el cuidado sanitario y la procura de alimentación y techo. Si no, quizás, tenderemos a la contradicción de llevar a la calle a familias con niños pequeños, sin protección. Por lo que, hacer frente a esta crisis, también pasa por una responsabilidad comunitaria. Que la pandemia nos haga pensar y sentir en comunidad y no de manera individual.

Equipo SJM