Curia provincial: Jenaro Sanjinés #777, La Paz, Bolivia

Rafael García Mora, SJ: Aprendí a ser feliz haciendo felices a los demás

14/10/2020

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EL 4 de octubre el P. Rafael García Mora, SJ cumplió 50 años de haber ingresado a la Compañía de Jesús. Este Jubileo lo celebró en Chararagua, rodeado de amigos y compañeros. De una manera sencilla, pero muy agradecida, resume que todo lo vivido en estos años es haber aprendido a ser feliz haciendo felices a los demás y yendo a donde nadie quiere ir, a las fronteras, a los límites.

 

¿Cómo siente cumplir 50 años dentro la Compañía de Jesús?

R: 50 años es bastante tiempo cuando uno piensa así, yo recuerdo cuando comenzaba, yo era capaz de planificar mi vida para 5 o 10 años, pero quizás nunca imaginé que 50 años pasarían tan rápido. Han sido 50 años de estar haciendo muchas cosas diferentes, pero siempre me he sentido muy cerca de la llamada del Señor.

Ha habido cambios en mi vida durante este tiempo, proyectos que iniciaba y al cabo de un tiempo me daba cuenta que Dios me pedía por otro lugar. Así es como en un principio yo estaba trabajando en la universidad, dejé la universidad para ir a trabajar en el campo, en lo que llamábamos Misión Obrera.

En esta Misión Obrera, sentí una llamada muy fuerte como para venir a Bolivia a trabajar con poblaciones indígenas y de ahí vine a parar a Charagua donde tuve unos momentos muy felices, creo que era la confirmación de que Dios me estaba llevando por aquel camino para estar con esta gente aquí en Bolivia.

Uno no planifica yo creo para mucho tiempo, yo vine pensando estar dos o tres años y cuando me di cuenta llevaba en Charagua 8 años y yo pensé “en Bolivia quién sabe cuánto tiempo estaré”, y ahora llevo 37 años en Bolivia. Y te das cuenta como una llamada, esta llamada te va comprometiendo poco a poco y te va acompañando.

Nuca he sentido monotonía de haber estado haciendo muchos años lo mismo, sino que continuamente he sentido nuevos desafíos nuevas llamadas y en todas ellas he tenido momentos de mucha felicidad, de mucho encuentro con Dios y también muchos problemas, momentos de oscuridad, momentos en que no veía el sentido de los que estamos haciendo, por donde estaba caminando.

Pero, siempre en estos momentos, yo creo que el elemento que me ha ayudado han sido los compañeros de la Compañía de Jesús. Estar trabajando junto con amigos con los que compartimos un mismo ideal, un mismo propósito, en la vida esto es lo que continuamente te mantiene la ilusión. Aun en esos momentos donde quizás no acabas de ver el sentido de lo que estás haciendo, no falta un compañero con el que puedes conversar y con el cual te ayuda a encontrar el sentido nuevamente de lo que estás haciendo.

Yo creo entonces que 50 años si es mucho tiempo, pero han pasado rápido por varias cosas:

  • La primera, fidelidad a la llamada del Señor, estar siempre a la escucha de donde te quiere llevar, buscar no quedarte instalado, estar dispuesto a arriesgar.
  • Segundo elemento un compromiso con un grupo de personas o grupo social que es el sector campesino, el sector indígena con el cual yo desde muy joven me sentí muy comprometido, y con ellos un compromiso de por vida.
  • El tercer elemento, son los buenos amigos que siempre he encontrado con los cuales he compartido la vida.

 

 

 

¿Cómo transcurrieron sus 37 años en la Provincia de Bolivia?

Cuando llegué a Bolivia yo siempre vivía en incertidumbre porque estaba dispuesto a seguir por donde me llevara el Espíritu en aquel momento. Vine a Bolivia y pensé “¿qué puedo aportar a Bolivia?”. Y fue muy impactante que al poco tiempo de llegar aquí hubo una situación, una gran sequía en el altiplano donde morían animales y personas, se habían quedado sin alimento fue la sequía del año 1983. Yo estaba trabajando en CIPCA y me invitaron a trabajar en un proyecto para ver cómo se daba una respuesta a esta situación de emergencia y, finalmente, por las circunstancias me tocó diseñar la propuesta y funcionó.

Luego yo fui a visitar la zona. La gente me presentaba como el ingeniero que presentó la propuesta, las mamitas se me colgaban al cuello, me agradecían, me decían “¡gracias usted se ha salvado mi hijita!, ¡se ha salvado mi ganadito!, ¡aquí tenemos la huertita que hemos podido hacer!”.

Fue un momento impactante que yo creo que era dada la confirmación de que había iniciado un camino donde había podido ser útil a los demás que era mi deseo.

Fue así que poco tiempo después estando aquí en Charagua iniciamos el proyecto del plan de desarrollo campesino del cual surgió la Asamblea del Pueblo Guaraní en el cual estuve muy involucrado y el resultado desembocó en, lo que tenemos ahora, la Autonomía Charagua Yambae.

Son momentos gratificantes que dices han valido la pena, Dios se ha valido de mí para una cosa. También hubo momentos difíciles, aquí mismo con el proyecto campesino había mucha gente de la población que no entendía esto y que nos amenazaba con sacarnos de la población, si seguíamos con el proyecto, momentos difíciles también.

¿A qué atribuye el haber permanecido tanto tiempo en servicio?

Hace unos días con la ocasión del 50 aniversario, un amigo me preguntaba cuál es el secreto de la perseverancia durante tanto tiempo, y yo le respondí, yo creo que el secreto es cuando aprendes a ser feliz haciendo felices a los demás.

Pensando bien, esto yo creo que es en el fondo lo que buscamos siempre. Toda persona busca en el horizonte de su vida de cómo ser feliz. Y hay muchas maneras de engañarse, de ver la manera de tener muchas cosas, la manera de refugiarse. Yo creo que hay que combinar la audacia, la capacidad de riesgo, a mí siempre me ha gustado estar en lugares limite en las fronteras, allí donde nadie quería ir. Yo me atrevía a ir, ahí donde aquella persona era medio rara, a mi me resultaba un desafío hacerme amigo de ella y juntos ir construyendo este entorno de felicidad de perseverancia. Si siempre podemos vivir felices con otros, nunca se nos hará largo ni aburrido el tiempo. Hay que buscar y encontrar esta manera de ser feliz sin miedo sin asustar sin esconderse, arriesgándose.

 

 

////Video: ANA Celia Mamani, MJI Huellas